Había fracasado muchas veces y se estaba convirtiendo en un desecho humano, una derrota, una escoria, un muerto en vida. O como él mismo se atribuía, una sombra.
---Te estoy perdiendo.--- Le susurraba al viento.
Y era cierto. La distancia era cada vez más inmensa y el abismo se iba oscureciendo. No paraba de rondarle la cabeza una, otra, y otra vez. Una tras otra. Era demasiado.
Él tan sólo quería buscarla, adentrarse allá donde nadie podía, abrir cada una de sus puertas, calcular el punto justo de inflexión donde todo pudiese volver a ser como antes.
Tan sólo quería buscarla, por fuera y por dentro, donde sólo él sabía ver el peligro de derrumbe de sus sentimientos. Donde al final de cada caída, estaba ella.
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