jueves, mayo 05, 2011

Hemoglobina.

Me gusta escribir porque cada vez que lo hago te recuerdo. Llámame tonta, pero es así. Cuando lo hago vuelvo a recordar tus comisuras, tus labios, tus manos... y vuelvo a recrear esa falsa sensación de vuelo. Ese hormigueo entre los dedos de las manos y de los pies. Ese escalofrío por la espalda hasta llegar al cuello. Ese tic nervioso tan peculiar de mis piernas cuando me rozabas detrás de las orejas... Me enervas los pensamientos. Me colapsas. Y no sabes de qué forma.

Quiero que conduzcas con mi mano cogida de nuevo, haciendo que yo meta cada marcha. Quiero que apoyes tus manos en mis rodillas. Que me beses en cada semáforo y le hagas una mueca a los de al lado. Que me grites que me amas con la música a todo volumen solo para mosquearme. Que me abraces fuerte. Fuerte. Fuerte. Fuerte. Fuerte. Que bajes la ventanilla, le digas algo a alguna tía, la subas de nuevo, me mires, y me digas con una sonrisa; 'No te lo creas'. Joder, cuánto te echo de menos.


¿Por qué no estás cuando más te necesito?

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