Una fiesta en el interior del estómago. Tu silueta, el agua rozándote en la ducha. Tú y yo, entrelazados. Tocarte, sentir tu tacto, tus huesos. Gritar, llorar y beberme mis propias lágrimas. Matar todo lo que se interponga, sin resignación. No dejar pasar los sentimientos, para que no se cale el alma. Música de fondo, salpicándome en la cara, por favor. Tu mirada fija, mi miedo. Y mediocridad, disgusto, oquedad, odio, asco, rabia, todo guardado en la piel. No pienso abrir más la boca. Sólo eso, que no es poco.
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