Me gusta el día, pero más la noche. Las avenidas, las calles peatonales, y los parques. Dibujar en los cristales empañados, las luces en Navidad, sentir el frío en los pulmones, tu respiración entrecortada, y el peculiar ruido del motor de tu coche. Me gusta cerrar los ojos y imaginarme de tu mano, que me duela el corazón cuando no estás, y enredarme en tu piel.
Me gustas tú, y nadie más.
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