viernes, marzo 04, 2011

¡Que odio al mi de ayer!

De todas las posibilidades siempre me he decantado por él, no sé, será por el misterio que sostienen sus pasos. ¿Hacia dónde va? ¿Hacia dónde se dirige cuando no le veo? ... Maldigo a la jodida trastornada que siempre lo persigue, que lo enreda en la punta de su lengua llena de espinas y veneno. 
El calentón de una noche y otra, entre el sudor de sus entrañas y sus ojos de avispa puteándome la existencia, me llenan de vida. Creo que estoy en el límite del Olimpo, donde estamos los dueños del mundo, y su jodida boca de piñón.



Reventadme la cabeza con esta canción de fondo, por favor. 
Creo que sería el método más eficaz para acabar mis rayamientos mentales.


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