El calentón de una noche y otra, entre el sudor de sus entrañas y sus ojos de avispa puteándome la existencia, me llenan de vida. Creo que estoy en el límite del Olimpo, donde estamos los dueños del mundo, y su jodida boca de piñón.
Reventadme la cabeza con esta canción de fondo, por favor.
Creo que sería el método más eficaz para acabar mis rayamientos mentales.
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