( Quiéreme, quiéreme, quiéreme, quiéreme... )
Se podía tirar horas susurrándole al oído que la amara como nunca antes lo habían hecho. Que la abrazara. Y que la estrujara para sentir sus huesos, su piel, su tacto, su música... Para sentirle a él.
Había llegado. Había conseguido lo que muy pocos habían conseguido antes...
La había impregnado con su esencia, y había traspasado el muro consiguiendo llegar hasta su frío corazón.
Ya no tenía escapatoria.
buen titulo de entrada y del blog, orejas-punto debil!
ResponderEliminarte sigo yo tambien
linda song! (:
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