Con la piel en carne viva y lágrimas en la cara, así saludaba al sol todas las mañanas. No sabía que se podía llegar a sentir tal tristeza a causa de otra persona, le decía. Éste, ni se inmutaba...
Ahora era todo diferente, el corazón que tenía ya se había curado. Aunque seguía abierto, pero a la vez cerrado por todo ese dolor, odio e ira que había acumulado. Digamos, que estaba cicatrizando de tal forma que dejaba derramar sangre por cada lado...
Qué lugar más lindo.
ResponderEliminarY el texto también, claro.
Por lo menos cicatriza,
ResponderEliminarque ya es un gran paso :)